¿Sirven los refrescos carbonatados de dieta para perder peso?

Es importante que leas esto, ya que a veces asumimos que una gaseosa simplemente porque tiene etiqueta de dieta puede ser beneficioso para nuestro cuidado personal, por lo tanto debemos informarnos y no simplemente dejarnos llevar por la publicidad.

Después de recopilar ocho años de datos, Sharon P. Fowler, MPH y sus colegas del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio reportaron en el 2005 que los refrescos de dieta perjudican en vez de beneficiar. Fowler descubrió que los riesgos de sobrepeso aumentan en un 41 % con cada lata diaria de refresco de dieta. Esto no quiere decir que los refrescos carbonatados de dieta y otras variedades provocan la obesidad, pero pudieran ser un factor que contribuye a la misma.




Existen algunas teorías acerca de la razón por la cual los refrescos carbonatados de dieta pudieran provocar el aumento de peso. Primeramente, está el factor humano. Muchas veces consumimos refrescos carbonatados de dieta porque pensamos que podemos consumir alimentos con más calorías, por las que “ahorramos” bebiendo refrescos de dieta. También hay otras personas que piden comidas rápidas de alto contenido de calorías, que complementan con un refresco carbonatado de dieta. Y algunos se preguntan: ¿Qué sentido tiene eso?”. Si bien los refrescos contribuyen a la ingestión calórica general, el consumo de refrescos de dieta no niega la cantidad de grasas y calorías que una opción alimenticia insuficiente puede aportar. El resultado puede ser en realidad la indulgencia exagerada.

Hay otro factor en la conexión entre los refrescos de dieta y la obesidad. El organismo puede llegar a ser más listo de lo que pensamos. Al beber un refresco de dieta endulzado, el organismo, al recibir esa azúcar, piensa que viene con calorías acompañantes. Y cuando las calorías no llegan, el organismo se confunde y comienza a pedir más calorías para sobrecompensarse.

Fowler tiene pruebas que sustentan esta idea. En un estudio reciente, un grupo de ratones alimentados con endulzantes artificiales provocó una demanda de más calorías, en comparación con los que se alimentaron con azúcar auténtica, de ahí que los refrescos carbonatados de dieta pudieran incrementar el apetito y hacer que la persona desee alimentos que no son sanos. La mejor idea es consumir una bebida azucarada, o mejor aún, un gran vaso de agua.